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Más cansancio que algarabía

Publicado: 2012-02-05

Una mirada a la obra de Paolo de Lima

Juan Paolo Gómez Fernández (Lima, 1971), conocido en el ambiente literario por el seudónimo de Paolo de Lima, ha reunido su obra bajo un pleonasmo: Al vaivén fluctuante del verso (Lima, 2012). El volumen contiene sus tres libros publicados, Cansancio (1995 y 1998), Mundo Arcano (2002) y Silenciosa algarabía (2009), así como tres poemas inéditos, Rociando mi frente a esas voces sentidas, Huella descaminada y La escritura es una ética.

Paolo de Lima ha declarado desde mediados de los noventa que a él no le interesa “escribir bien”, sino ir más allá de la seguridad de lo establecido por la tradición. Pero lo cierto es que, más que el testimonio de una evolución hacia la madurez artística, esta compilación es la crónica de un aprendizaje lento y esforzado que empieza desde la misma inopia expresiva y finaliza con los frutos más logrados de esta experiencia: algunos poemas elaborados con ajustada corrección.

En general, el trabajo de De Lima no termina de satisfacer debido a las profundas indefiniciones que afectan los proyectos que ha emprendido. En Cansancio, por ejemplo, el autor no decide qué estilo e intención dar a sus poemas y por ello estos acaban siendo inconsistentes estructuras que no califican ni como ejercicios: “El corazón avizora desde un balcón limeño / Transitan chismosas chibolas. Habría // que establecer la conjunción del rechazo y la / indiferencia. Habría que buscar invernales distancias sin Ella. / Sin embargo, no llego / a nacer”. Y cuando en medio del retórico desorden de su debut De Lima pretende la complicidad del lector y conmoverlo, su ingenuidad lo hace fracasar sin paliativos: “Soy feliz escribiendo / porque conocerte es lo mejor que me ha sucedido / (y conocerte también)”.

El desconcierto continúa en Mundo Arcano, aunque aquí De Lima es un poco menos arbitrario a la hora de confeccionar sus poemas. Esta vez elige tópicos acartonados que en realidad son pretextos (el desierto, una noche solitaria bebiendo whisky y escuchando jazz) para sacar de la manga una serie de inocuos artificios que quieren crear la apariencia de una escritura fresca y despojada. Los resultados, sin embargo, encallan siempre en lo trivial: “Los cuatro puntos cardinales son tres: sur y norte / un mal chiste leído en Chile, como los cinco puntos cardinales de Cuba. ¿Y Montreal? Martín Adán habló de Montreal”. Esta sensación de que el poeta carece de objetivos claros parece refrendada por una de las artes poéticas del volumen: “Que si la próxima vez / No sé qué / O sobre qué / Escribir / Hacerlo siempre / Sobre cualquier cosa”.

En cuanto a Silenciosa algarabía, es, sin duda, el mejor libro de los que ha publicado Paolo de Lima. Como ya he apuntado, es un correcto trabajo con el lenguaje que saca adelante composiciones como Cierto y en algún modo semejante y De Boston a Ottawa, que, más allá de ser los mejores poemas que Paolo de Lima hasta ha escrito a la fecha, son los primeros poemas propiamente dichos que este autor ha publicado. No obstante, el conjunto no se ve libre de las imperfecciones y vacilaciones de costumbre, que crean dudosas imágenes como esta: “…el cuerpo y su corazón de tormentas, músculos de hojalata”. Los inéditos que integran la última parte del volumen son una prolongación, sin mayor brillo, de los temas tratados en Silenciosa algarabía, y corroboran la impresión de que De Lima ha alcanzado un mínimo dominio formal con el que puede comenzar, por fin, a plasmar un discurso personal y medianamente fluido.

Lo que nos lleva a decir lo siguiente: a pesar de haber sido iniciada hace casi veinte años, la obra poética de Paolo de Lima recién está por escribirse. (José Carlos Yrigoyen)

[Autor: Paolo de Lima. Libro: Al vaivén fluctuante del verso. Hipocampo editores, 2012. Relación con la editorial: ninguna. Relación con el autor: cordial.]


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